Escribir puede ser un viaje hacia el centro de uno mismo. Un despellejarse y ofrecerse en carne viva. Una forma de liberación. Esa liberación que nos hace esclavos de la libertad, porque ya no es posible concebir otra forma. Escribir puede ser santo, muerte, vísceras, sangre, confesión, locura, demonios, eternidad. Escribir puede romper las reglas de las estructuras y atravesar el tiempo si tenemos el ímpetu y la valentía. O puede ser nada más que un epitafio.









domingo, 13 de octubre de 2013


Recalculando la palabra silencio
ubicando sus formas desahuciadas
en un nuevo sentido
más allá de las calles oscuridad y destino
Hay un nuevo plano de avenidas y pájaros
envolviendo las sombras
Con un sol montaña en el oeste
y unas figuritas brillantinas
en el alma
La palabra vacío explotó su sentido
y no cabe en ningún renglón
ni el miedo, ni la muerte
No se han hecho presentes aún
las nuevas formas
del papel y los colores,
de la magia de sonidos,
de los latidos del ritmo.
Pero aún tengo lo sagrado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario